
21 DE MARZO, UN DÍA DE REFLEXIÓN Y COMPROMISO
Por Manoucher Shoaie*
La ONU, por varios motivos ha declarado el 21 de marzo como un “Día Internacional”. Para algunas personas y varios pueblos en el mundo, este día es una ocasión de celebración con regocijo en medio de flores y poesías y para muchos otros, una conmemoración que exige una profunda reflexión sobre la realidad tanto con respecto a la salud como a las relaciones humanas. De cualquier modo, es un tiempo de renovar compromisos en luchar por algún ideal y de “sensibilizar, concienciar, señalar que hay un problema sin resolver…” como declara la ONU en la justificación de los Días Internacionales o Mundiales.
El 21 de marzo no solo fue declarado por la Asamblea General como el “Día Mundial de la Poesía” bajo la tutela de la UNESCO, sino también, es reconocido por la Organización desde 2010 como el “Día Internacional de Novruz” o “Naw Rúz” que significa “Nuevo Día”, después de ser incluido en la lista de “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”. Naw Rúz es “el comienzo del año nuevo que se celebra desde hace más de 3000 años por más de 300 millones de personas en varias regiones que incluyen a países como Afganistán, Azerbaiyán, Irán, Turquía, Albania, India y otros”.
En dos religiones, Zoroastrismo y la Fe Bahá’í se celebra Naw Rúz como el comienzo del año nuevo en el día que coincide con el equinoccio de la primavera en el hemisferio norte. En la primera religión se festeja la creación de la raza humana y en la segunda, la fiesta es dedicada a la unidad de la humanidad, la dedicación que coincide con el objetivo de la ONU cuando declara que, este día como un Día Internacional, debe ser enfocado a “una mayor solidaridad basada en la conciencia de la unidad de la raza humana y el reconocimiento de la diversidad cultural”.
El 21 de marzo, como se mencionó, no solamente es un día de agasajo, sino de reflexión sobre los problemas existentes. En 2011, la Asamblea General designó el 21 de marzo “Día Mundial del Síndrome de Down”. El Síndrome es “una ocurrencia genética causada por la existencia de material genético extra en el cromosoma 21 que se traduce en discapacidad intelectual”. Es un Día Internacional con el objetivo de despertar la conciencia pública al respecto, valorar la contribución de las personas con el Síndrome de Down al bienestar social y económico y resaltar la importancia de su autonomía.
El 21 de marzo también trae a nuestra memoria la tragedia y el ultraje contra la dignidad humana ocurrido en ese día del año 1960, en Sharpeville, Sudáfrica, cuando la policía abrió fuego contra una manifestación pacífica que rechazaba las leyes del apartheid (Separación en afrikáans) y muchas personas de diferentes razas lloraron por el asesinato de 69 personas y más de 300 heridos entre los manifestantes que huían desesperadamente de los disparos por la espalda a causa de racismo e intolerancia. La ONU en 1966 proclamó ese día, el 21 de marzo, “Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial”.
Después de más de sesenta años de aquella matanza por la discriminación racial, lamentablemente todavía existen personas y grupos que no quieren comprender este principio de la igualdad establecido por la ONU: “Todas las doctrinas de superioridad racial son científicamente falsas, moralmente condenables, socialmente injustas y peligrosas y deben rechazarse, al igual que las teorías con que se pretende determinar la existencia de razas humanas separadas”.
La negación de estos grupos miopes y el surgimiento de las nuevas formas de difundir las ideologías extremas de discriminación racial y xenofobia en las redes sociales con el abuso de las tecnologías de la comunicación nos llevan a afirmar que “el racismo no se origina en la piel, sino en la mente y la conciencia humana”, no es inherente al ser humano, sino adquirido en la escuela, el hogar o en la sociedad. “Es un bloqueo”, según Daniel Jordan, “de la expresión genuina del potencial humano que es amar y conocer”.
Es necesario que tanto la sociedad civil, particularmente los padres y maestros como los líderes religiosos y gobernantes, primero ellos mismos revisen sus las estructuras de sus instituciones, normas y maneras de pensar y actuar hacia otras razas y etnias, y luego por distintos medios y medidas promuevan ideales de paz y unidad, eduquen a las nuevas generaciones en valores de tolerancia y aprecio hacia la belleza de la diversidad, y despierten la conciencia pública de que “las diferentes razas de la humanidad prestan una armonía mixta y un colorido hermoso a la totalidad”, como dice Bahá’u’lláh, una figura destacada del siglo XX, y que todos debemos asociarnos “en este jardín humano, así como las flores crecen y se mezclan juntas, lado a lado”.
*Manoucher Shoaie es socio honorario del Rotary Club Amboro, Santa Cruz, Bolivia y miembro del PEN Santa Cruz, filial del PEN Internacional.