Tus padres te dijeron que fueras amable con la gente. ¿Sabes qué? Ellos tenían razón y aquí está la prueba.
por Arnold R. Grahl
Hacer el bien no solo beneficia a otras personas, sino que nos ayuda a nosotros también.
Los estudios realizados demuestran que ayudar a los demás aumenta los niveles de serotonina, un neurotransmisor que nos hace sentir satisfechos. Otra de las ventajas de sentirse recompensado por hacer el bien es que reduce nuestros niveles de estrés. ¿A quién no le vendría bien esto ahora?
Ante la pandemia de COVID-19, personas de todo el mundo se sienten preocupadas por su salud, sus familias, sus empleos y su futuro.
“Cuando todos nos sentimos peor de lo que estamos acostumbrados a sentirnos, incluso con algunos niveles de depresión situacional, todos necesitamos un estímulo», dice la psicóloga Mary Berge, socia del Club Rotario de Johnstown, Pensilvania (EE.UU.), quien ha dirigido debates en muchos clubes rotarios sobre cómo hacer frente a la pandemia.
“Muchos estudios indican que cuando ayudamos a los demás, o cuando hacemos algo por alguien, se activan los centros de recompensa en nuestros cerebros y los niveles de estrés disminuyen a medida que se libera cortisol”.
Al hacer el bien nos sentimos bien
En un estudio realizado en 2016, los investigadores preguntaron a los participantes sobre escenarios en los que prestaban o recibían apoyo. El estudio, publicado en Psychosomatic Medicine: Journal of Biobehavioral Medicine, encontró que las pruebas de resonancia magnética mostraban que solo los casos en los que los participantes prestaban apoyo se correlacionaban con la reducción del estrés y el aumento de la actividad en los centros de recompensa del cerebro. Esto sugiere que, en última instancia, brindar apoyo proporciona mayores beneficios mentales que recibirlo.

Observando la relativa falta de tales estudios fuera de los EE.UU., Investigadores de la Universidad Metropolitana de Oslo en Noruega y de la Universidad Técnica de Dortmund en Alemania exploraron la relación entre el voluntariado y el bienestar en doce países europeos. Su análisis realizado en 2018 encontró que las personas que son o han sido voluntarias reportan un mayor bienestar que las personas que no lo han sido.
Además, en un estudio canadiense publicado en 2013 por la Biblioteca Nacional de Medicina, los investigadores observaron el efecto sobre la salud cardiovascular de los adolescentes que realizan trabajo voluntario. El estudio confirmó que al ayudar a otras personas, los voluntarios redujeron tanto su índice de masa corporal como otros factores de riesgo cardiovascular.
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