UNA NUEVA FAMILIA EN UGANDA

Después de huir del conflicto en sus propios países, un grupo de rotaractianos cura heridas y reúne a diferentes culturas en un asentamiento de refugiados en Uganda

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Paul Mushaho organizó un equipo de voluntarios y organizó el club Rotaract en Nakivale (Uganda), para ocupar a los refugiados con algo constructivo.

Por Jonathan W. Rosen Producido por Kate Benzschawel

Es lunes por la mañana en uno de los asentamientos de refugiados más grandes de Uganda, el Nakivale, y la fila en la tienda de Paul Mushaho ya sale de la puerta.

Mushaho vive en Nakivale desde el 2016, cuando huyó de la violencia de su país natal, la República Democrática del Congo. Después de recibir amenazas de muerte, cruzó a Uganda y se unió a un amigo en un asentamiento de 184 kilómetros cuadrados que sirve de hogar a más de 89 000 personas.

Mushaho es un hombre de 26 años que habla con una voz suave y tiene un título universitario en tecnología de la información. Él maneja un servicio de transferencia de dinero desde una pequeña tienda de madera que también le sirve de hogar.

Su negocio ha prosperado porque él ofrece a sus clientes – otros refugiados de Congo, Burundi, Somala, Etiopía, Eritrea, Ruanda y Sudán del Sur – la posibilidad de recibir dinero de parte de sus familiares y amigos fuera de Uganda a través de un teléfono móvil.

También trabaja con el cambio de divisas y su tienda es tan popular que frecuentemente se queda sin efectivo. En este día, él espera a un amigo que regresará con más dinero desde el banco más cercano, en MBarara, un pueblo ubicado a dos horas del Nakivale.

Mushaho espera sentado y ansioso detrás de un escritorio de madera, acompañado de un libro de contabilidad y sus siete teléfonos móviles. No le preocupa perder su comisión, pero sí dejar a sus clientes sin dinero.

«No me gusta hacer esperar a mis clientes», señala, mirando a la calle llena de vida con sus tiendas de techos de hojalata, mujeres vendiendo tomates y carbón, una carnicería mostrando una pierna de carne, y jóvenes merodeando en sus motocicletas. «No hay nadie alrededor a quien puedan recurrir».

Mushaho, como joven emprendedor que desea mejorar la vida de los demás integrantes de su comunidad, es en muchos aspectos un socio por excelencia de Rotaract, la organización patrocinada por Rotary para líderes de entre 18 y 30 años de edad.

Sin embargo, su historia y la de su club están lejos de ser una historia común. El Club Rotaract de Nakivale se fundó a fines de 2016 y fue oficialmente inaugurado el pasado mes de julio. Este club Rotaract es el primero en ser fundado dentro de un asentamiento o campamento de refugiados.

Su creación, y el papel que ha desempeñado en las vidas de sus integrantes y los residentes de Nakivale, es una historia de gente joven que se niegan a abandonar sus sueños; de un país que ve la humanidad en todos los refugiados que atraviesan sus fronteras; y del espiritu de servicio que persiste, incluso entre aquellos que han sufrido tragedias indescriptibles.

LEA MAS: https://www.rotary.org/es/rotaract-club-opens-refugee-settlement#page-content

 

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